miércoles, 30 de abril de 2014



Un padre con su hijo de 10 años se dirigía en taxi al Planetario para pasar la tarde. Al ir acercándose, al niño le llamó la atención la cantidad de chicas de todas las razas, vestidas de forma extraña y con poca ropa, que permanecían de pie en la calle mirando a los coches que pasaban cuando pasaron por la zona de tolerancia, y le preguntó a su padre:
- ¿Que hacen todas estas señoras por aquí, papá?
A lo que el padre contestó, intentando parecer convincente:
- Son chicas que vienen de una fiesta de disfraces y están esperando a que su novio o sus padres las pasen a recoger.
Pero al taxista no le debió parecer bien aquella respuesta, y sin que nadie pidiera su opinión, dijo al padre:
- No engañe al niño, hombre, que ya es mayorcito para saber las verdades…
Y continuó, ya dirigiéndose al niño:
- Estas “señoras”, nene, son prostitutas, y se dedican a esperar que pare un cliente para hacerle el amor a cambio de dinero, ¿comprendes?
El niño se quedó pensativo, y tras digerir lo que acababa de escuchar, le asaltó la curiosidad:
- Entonces, Papá, ¿estas señoras también tienen niños?
- ¡Claro hijo! – repuso el padre – de algún sitio tienen que salir los taxistas…