jueves, 24 de enero de 2008

Una noche, el marido, previniendo que sería una vez más evitado por la esposa, pensó en una salida.
Entró en su baño, se duchó lentamente y minutos después apareció desnudo en el cuarto. Al percibir al marido desnudo y bien perfumado, ella dejó caer la revista que estaba leyendo y dijo:
- “Ay, mi amor ¡Tengo un dolor de cabeza terrible!”.
En ese momento ella notó que el pene del marido estaba todo cubierto por un polvo blanco. Sorprendida, le preguntó:
-“¿Qué es eso mi amor?”
Él respondió:
-“ASPIRINA EN POLVO, querida. ¿La quieres vía oral o como supositorio?”