Hoy me levanté temprano, me puse los pantalones, me vestí lentamente, hice café, agarre mis palos de golf, me fui silenciosamente al garaje, puse los palos en el coche y procedí a sacar el coche del garaje bajo una lluvia torrencial. Estaba toda la calle inundada y el viento gélido soplaba a 100 kph.
Volví a entrar el coche en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día. Que decepción! Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama.
Despacito me arrunché contra la espalda de mi mujer, le puse la mano en la nalga y le susurré al oído:
-'El tiempo afuera está horrible', Ella me contestó medio dormida:
-'Ya lo sé. ¿Puedes creer que el guevón de mi marido se fue a jugar golf?'