domingo, 19 de octubre de 2008

Aporte de Martin Barrios desde Cali, Colombia

Entra Jaimito al confesionario:
-Padre, he pecado, anduve con una mujer de vida alegre.
-¿Eres tú Jaimito?
-Sí Padre, soy yo.
-¿Y con quién estuviste?
-No Padre, se dice el pecado pero no la pecadora.
-Mira, Jaimito, tarde o temprano me voy a enterar, así que más vale que me lo digas ahora.
-No Padre, no puedo.
-¿Era Teresa García?
-Mis labios están sellados.
-¿Era Patricia Ramírez?
-Jamás lo sabrá.
-¿Era María González?
-No diré nada.
-¿Era Maribel Sánchez?
-Padre, no insista.
-¿Era Karina Otero?
-Padre, esto no tiene sentido, no se lo voy a decir.
El cura chasquea los labios con exasperación y dice:
-Eres un cabeza dura Jaimito, y en el fondo de mi corazón admiro tu reserva, pero has pecado y debes tener tu castigo:
-Veinte Padre nuestros y diez Ave Marías. Ve con Dios, hijo.
Jaimito vuelve a sentarse en uno de los bancos de la iglesia.
Su amigo Pascualito se desliza hacia él y le dice:
-¿Y?.¿Resultó?
-Sí compadre, tengo cinco nombres de putas recontra confirmadas.