lunes, 11 de mayo de 2009

En un autobús repleto de viejitos, en un tour para gente de la tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le brinda un buen puñado de maní sin cáscara.
El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
Cinco minutos después, la abuelita repite, el chofer vuelve a agradecerle el gesto y se come el maní de nuevo.
Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado de maní, el chofer ya no puede comer más y le pregunta:
- Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de maní, pero ¿usted no cree que a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
- ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo nos chupamos el chocolate que los recubre!