lunes, 8 de octubre de 2007

Romeo y Julieta en una noche muy romántica con luna y en un lugar muy alejado y privado mantenían la siguiente conversación:
Julieta : Romeo, no quisieras que coja tu miembro con mis manos y lo acaricie a el y a tus bolitas, para que sientas placeres enormes?
Romeo : ¡Como se te ocurre, amada mía! , ¿Como vas a usar esas manos tan puras para algo así? No, no, de ninguna manera.
Julieta : Romeo, amor mío, ¿no quisieras que coja ese miembro tan varonil, y lo ponga entre mis piernas o entre mis senos, y te haga llegar a niveles de placer jamás alcanzados por humano alguno!
Romeo : ¡jamás!, nunca permitiría que esas partes tan tuyas, tan blancas y sin mancha, puedan ser tocadas por esa parte tan sucia de mi cuerpo. No, dueña mía, ¡¡¡jamás!!!
Julieta : ¡ay, amado mío!, ¿no quisieras entonces introducir ese gran pedazo de carne tuya, dentro de mi boca y que con esto, logre estremecer tu cuerpo y alma con tiernas y locas caricias?
Romeo : ¡nunca jamás!, no puedo pensarlo siquiera, que mi miembro varonil toque esa boca tuya que solo dice cosas hermosas y canta a viva voz tu amor por mi.
Julieta : Bueno Romeo, entonces vamos a tener que pensar en otra cosa, porque ya me esta doliendo el culo!!!
Un muchacho llega a una tienda de material deportivo y le pide al vendedor que le enseñe la mejor mira telescópica que haya para su rifle.
El vendedor le muestra una y le dice:
- Esta es la mejor del mercado, tanto que si miras hacia la cima de aquella montaña podrás ver en mi casa el nombre de mi perro en su casita. El joven enfila la cima con la mira y empieza a reir.
- De que te ríes muchacho?, pregunta el vendedor.
- Es que estoy viendo en el jardín a un tipo en bola corriendo detrás de una mujer en bola también.
El vendedor coge la mira, pone el ojo, enfila hacia su casa y empieza a enrojecer y a echar humo por las orejas. Coge dos balas y se las da a chaval diciéndole:
- Vamos a hacer un trato. Te doy estas dos balas, y si aciertas con una en la cabeza de mi mujer y con otra en la polla del tipo, te regalo la mira telescópica.
El muchcho coge el rifle, pone el ojo en la mira y apunta el rifle hacia la casa. Después de un momento de indecisión, le dice al vendedor:
- Creo que puedo hacerlo de un solo tiro.