viernes, 31 de diciembre de 2010

Aporte de David Perez desde Lima - Perú.

Cuando la vecina pasaba, el loro del peluquero siempre le gritaba sin piedad:

- Buen día, puta!. Hasta que un día ella no aguantó más y reclamó airadamente al peluquero, que -como modo de castigar al loro por su mala conducta- lo pintó de negro.

Al día siguiente ella pasó por la peluquería y el loro, ahora pintado de negro, no dijo absolutamente nada.

La mujer, triunfante, lo provocó:

- Ahora estás calladito, no?

A lo que el loro , con aire de olímpico desprecio, respondió:

- Cuando estoy de smoking no hablo con putas.