martes, 18 de septiembre de 2007

Están dos amigos jugando al golf. Uno de ellos se prepara para pegar a la bola con un hierro siete. El tipo mira a la bola y al green, a la bola y al green, ajusta un poco las piernas, a la bola y al green...
Cuando ya está a punto de tirar, una comitiva fúnebre pasa por una carretera cercana.
Al verlo, el golfista muy respetuoso se deja de preparar, se pone tieso, se quita la gorra y mira hacia abajo.
Cuando ha pasado la comitiva, el tipo se vuelve a poner la gorra y se prepara de nuevo para atizar a la bola.
Su amigo, alucinado, le dice:
- Caray, me has dejado impresionado. Ya no se ve gente así. Hay que ver... qué deferencia, qué respeto por los difuntos, qué clase tienes.
- Es lo menos que podía hacer después de 30 años de matrimonio.