viernes, 23 de octubre de 2009

Aporte de Claudia Herrera desde Nueva York - USA.

Una mujer le dice a su cirujano plástico que ella quería reducir sus labios vaginales en tamaño, porque estaban muy sueltos y flameantes. Debido al bochorno insistió que la cirugía se mantuviera en secreto y el cirujano aceptó.
Despertandose de la anestesia, encontró 3 rosas cuidadosamente colocadas junto a su cama. Enfurecida, inmediatamente llamó al doctor y le dijo:
-'Pensé que le había pedido que no le dijera a nadie sobre mi operación!'
El cirujano le dijo que había llevado a cabo su deseo de confidencialidad y que la primera rosa era de parte de él:
-'Me dio lástima porque pasó por todo esto sola.'
-'La segunda rosa es de mi enfermera. Me asistió en la cirugía y se identificó porque ella pasó por el mismo procedimiento hace algún tiempo atrás.'
-'¿Y qué hay de la tercera rosa?' preguntó ella.
-'Esa es de un hombre que está en el piso de arriba, en la unidad de quemados. Quería agradecerle por sus nuevas orejas, nariz y párpados….'