Marc Marco tiene 95 años y vive en un asilo de ancianos. Todas las
noches después de cenar, se recluye en un sector rincón del
jardín. Una noche, María, de 87 años, se le acerca. Comienzan a
charlar y él le dice a ella:
- ¿"Sabes que es lo que más añoro de todo"?
- ¿Que? - dice María
- ¡El SEXO! - dice Marco. Con cara de tristeza María exclama:
- “¡Pero viejo!, ¡si no se te levantaría ni aun apuntándote con una pistola a la cabeza!”
- Ya lo sé… dijo Marco, pero me encantaría que una mujer me la sostuviera, aunque sólo fuera por un rato...
- "Bueno, yo puedo ayudarte", dijo María;
y uniendo el gesto a la palabra...le baja la cremallera…le saca suavemente el miembrito y se lo mantiene en la palma de la mano.
La cara de Marco era de ¡placer absoluto! Y acuerdan encontrarse secretamente en el jardín cada noche, donde se sentarían a charlar y María se lo sostendría por un rato.
Una noche, sin embargo, Marco no apareció en el lugar a la hora convenida... Alarmada, María empezó a buscarlo por todos lados para asegurarse de que estuviera bien.
Terminó por encontrarlo sentado al borde de la piscina, junto a Paquita, otra compañerita de 78 años, quien estaba sosteniéndosela con la mano.
Furiosa, María lo increpó:
- ¡TRAIDOR HIJO DE PUTA! ¿QUÉ TIENE ESA PAQUITA QUE NO TENGA YO?
Marquito con todo el placer desbordándole su rostro respondió:
- ¡¡¡PARKINSON!!!