martes, 21 de junio de 2011

Una chica joven y muy atractiva acude a la Iglesia a confesarse:
- Ave María Purísma Padre, me acuso de ser ninfómana.
- Hija, eso está muy mal, ….no debes de ceder ante la tentación.
- ¡¡ Lo sé padre!!….., pero cada vez que pienso en un hombre no puedo evitar sentir un calor…

- Hija, tu mal tiene remedio, debes ser casta, no caer en el pecado.
- ¡¡ No puedo padre!!, sólo con oír su masculina voz, aquí, en este lugar tan íntimo, sin ver su cara, me imagino unas cosas que…..

En ese momento, la muchachaempieza a tocarse y a gemir.
El cura tentado, reza al crucifijo que tiene junto a él:
- Señor, ayúdame a evitar esta tentación enviada por Satanás.

-Mmmmh, padre, venga conmigo.
La joven se desabrocha la camisa, y unos senos voluptuosos quedan al descubierto.

El cura ya no puede más, y desesperado, clama al crucifijo:
-Señor, ¡ dime ! ¿qué he de hacer?
A lo que el Cristo clavado responde:
-¡¡Suéltame, Pendejo maricón, suéltameeee!!!!!!.